
Durante un momento de mi vida, esta cuestión se redujo a mi vocación a la vida religiosa o laical. Definitivamente fue todo un proceso y agradezco a Dios me haya permitido vivirlo porque aprendí mucho y espero poder compartir algo de eso en estas líneas. Yo creía que para cumplir la voluntad de Dios había dos caminos, la vida religiosa o la vida seglar y que en algún momento de iluminación mística, Dios me iba a revelar cuál de los dos caminos quería que siguiera. Y cuál fue mi sorpresa al darme cuenta que no funciona así.
Estamos acostumbrados a seguir reglas e instrucciones específicas para lograr objetivos; y los que son como yo, estructurados y enfocados, sin esa serie de pautas nos perdemos en la infinidad de posibilidades. ¿Cuál será la voluntad de Dios? ¿Cómo descubrirla? Yo siempre dije, con mucho gusto cumplo su voluntad, cosa de saber cuál es. Oímos hablar de un plan perfecto de Dios para cada persona y podríamos pensar que es algo inflexible ya escrito del cual no nos pide opinión, pero en mi experiencia no es así. Dios respeta nuestra libertad y nos crea de tal forma que nuestra misión vaya de acuerdo nuestros propios gustos y pasiones.
Entonces si tu decisión es casarte, quedarte soltero, ser arquitecto, maestro, o cualquier otra profesión, lo importante es eso te haga feliz; y si eres feliz, estás haciendo la voluntad de Dios. Y todavía vayamos un paso más adelante, si ya encontraste eso que te llena, ahora hazlo dando lo mejor de ti. Si eres estudiante, realmente estudia, no vayas a la escuela sólo a perder el tiempo; si eres padre de familia trabaja por tu pareja y tus hijos, dales tanto lo material como tu amor y tiempo; si eres soltero, haz lo que te apasione, pero no te lo guardes, comparte todos tus dones con los demás; si eres agente de pastoral, que tu servicio sea digno de un verdadero discípulo del Señor y no sólo para guardar ciertas apariencias.
Dios no hace las cosas a medias y mucho menos mal hechas, ¿por qué entonces nosotros deberíamos hacerlo? Dios sólo piensa en grande, y cuando te creó no fue la excepción, ¿conclusión? Dios quiere grandes cosas de ti. Porque efectivamente, tiene un plan perfecto y éste se resume en nuestra realización y felicidad desde esta vida. Debemos de dejar de creer que venimos a un mar de lagrimas a esta tierra, al contrario, estamos aquí para vivir al máximo y empezar desde este mundo a gozar de la felicidad eterna. Te retomando a que cada mañana cuando suene el despertador, no pienses en la flojera de levantarte, sino en dar gracias al Creador por una nueva oportunidad de hacer lo que amas y compartirlo con quienes te rodean. Disfruta cada momento del día, aprovecha cada situación, incluso las pruebas, porque gracias a ellas crecemos en las virtudes y aprendemos a confiar más en Dios y en su mano providencial.
Dios ya te regaló la vida, y su único plan para ti es tu felicidad. Él es el más empeñado en que la alcances, por lo tanto, déjate de roñas y pretextos y comienza a vivir cada instante como lo que es: un regalo hermoso que no vuelve jamás. No te compliques, sólo sé feliz y llena de felicidad a los demás, esa es la voluntad de Dios, eso te llevará a gozar con él de la vida eterna.
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